Algunos estudios muestran que cada día, una persona está expuesta a al menos 5000 anuncios. Y es fácil darse cuenta de ello. Basta con pensar en la cantidad de anuncios publicitarios que se ven en un bulevar cuando se conduce el coche o se consulta la radio, la televisión, Facebook, los periódicos, las revistas, la publicidad directa, etc. En definitiva, en casi todas las actividades cotidianas, nos exponemos involuntariamente a la publicidad. ¿Pero crees que nos acordamos de todos esos anuncios? Por supuesto que no. ¿Tienen estos anuncios una finalidad? Por supuesto que sí. Sin embargo, para entender su valor, tenemos que ser muy cuidadosos, porque estos medios publicitarios son todos diferentes e Internet ha cambiado mucho el mundo de la publicidad, y esta revolución sigue en marcha, incluso ha aumentado con la pandemia.
También hay otro tipo de publicidad: la que decidimos ver voluntariamente, porque tenemos una necesidad que cubrir. El lugar al que casi todo el mundo acude para buscar información de forma voluntaria se llama Google. Esto marca la diferencia, porque si es el cliente potencial el que ha decidido, por ejemplo, buscar en Google un restaurante, un electricista, un dentista, o lo que sea, podemos ver que esa persona está mucho más cerca de tomar una decisión de compra.
Podemos decir entonces que hay dos formas de hacer publicidad para una empresa: mostrar sus productos o servicios a personas que ya están buscando sus productos o servicios o mostrar sus productos o servicios a personas que no los están buscando, pero que están siendo expuestas a ellos en el camino.
Es por esta y otras razones que la prestigiosa revista de negocios Forbes dice que el SEO se ha convertido en la herramienta de marketing más valiosa para las empresas.
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